La diabetes
mellitus es consecuencia de una disminución de la secreción de insulina por las
células beta de los islotes de langerhans. La herencia desempeña un papel
importante en determinar en quiénes se desarrollará diabetes y en quiénes no. A
veces lo haces aumentando la susceptibilidad de las células beta a sufrir la
destrucción por virus o favoreciendo el desarrollo de anticuerpos
autoinmunitarios contra células beta, parece haber una simple tendencia
hereditaria a la degeneración de las células beta.
La obesidad
también desempeña un papel en el desarrollo de diabetes clínica. Una razón es
que la obesidad disminuye el número de receptores de insulina en las células
diana de la insulina de todo cuerpo, haciendo que la cantidad disponible de
insulina sea menos eficaz a la hora de promover sus efectos metabólicos
habituales.
Los perros y
gatos que adquieren diabetes mellitus tipo 1 pueden tener falta repentina y
completa de la secreción de insulina y requieren terapéutica desde el momento
del diagnóstico. Por eso la diabetes mellitus tipo 1 se conoce también como:
diabetes mellitus dependiente de insulina, antes era conocida como diabetes
juvenil.
Cuando usted
tiene diabetes tipo 2, la grasa, el hígado y las células musculares normalmente
no responden a dicha insulina. Esto se denomina resistencia a la insulina. Como
resultado, el azúcar de la sangre no entra en las células con el fin de ser
almacenado para obtener energía. Cuando el azúcar no puede entrar en las
células, se acumulan niveles anormalmente altos de éste en la sangre, lo cual
se denomina hiperglucemia. Por lo general, la diabetes tipo 2 se desarrolla
lentamente con el tiempo. La mayoría de las personas con esta enfermedad tienen
sobrepeso en el momento del diagnóstico. El aumento de la grasa le dificulta al
cuerpo el uso de la insulina de la manera correcta.